Editorial
No más peajes en Autopistas del Café
Eliminar dos o tres peajes en la nueva concesión que administrará la Autopista del Café, por otros interminables 30 años, es la pregunta que muchos se hacen hoy.
Y aunque suprimir solo dos peajes no parece muy operativo porque, según los expertos, se burlaría muy fácilmente el peaje sobreviviente. Lo importante es que todas las opiniones se enfocan en la supresión de estas onerosas tasas para el bolsillo de los caldenses.
Manizales está sitiada por los peajes de Autopistas del Café. Una talanquera que ha frenado su desarrollo e impedido una integración eficiente con los municipios, que hoy conforman la recién creada Área Metropolitana Centro-Sur.
La empresa Odinsa es la actual administradora de la concesión que vence en febrero del 2027, base de la nueva sociedad la cual pretende quedarse con los jugosos ingresos que genera la vía, y que se presenta como IP Conexión Centro, no ha dado muestras de mucha conciliación. Incluso, la primera propuesta de las obras, que se construirán en la vía los próximos años, no se presentó en Manizales. Esta entidad, con mucha cautela, se fue para Chinchiná y la socializó allá.
Como se esperaba, esa primera propuesta se rechazó por unanimidad. La región espera con impaciencia una nueva oferta, esta vez con la advertencia de que no quiere más peajes.
Caldas no es el mismo de hace 30 años, cuando una dirigencia complaciente y comprometida agachó la cabeza y aceptó de forma sumisa la imposición de cinco peajes en su territorio. Todo un despropósito, una injusticia, un entuerto que hoy sí o sí tiene que remediarse.
Caldas no es el mismo de hace 30 años, cuando una dirigencia complaciente y comprometida agachó la cabeza y aceptó sumisamente la imposición de cinco peajes en su territorio.
La nueva dirigencia caldense, concejales, diputados, congresistas y sociedad civil coinciden en la necesidad de eliminar peajes, ojalá fueran tres. También, en la construcción obligatoria de obras que conviertan dicha vía en una verdadera autopista.
Con respecto a la nueva concesión de Autopistas del Café, la otra lucha de los caldenses está relacionada con la intención de dedicar la mayoría de los ingresos por concepto de peajes, a la construcción de una doble calzada entre Calarcá, Quindío, y el municipio vallecaucano de La Paila.
Con esta vía pretenden acercar a Bogotá con el puerto de Buenaventura. Una obra de la que no dudamos es de gran importancia para el país, pero ¡qué carajo no puede hacerse con el dinero y esfuerzo de las gentes del Eje Cafetero!
El Concejo de Manizales y la Asamblea de Caldas le solicitan a la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) y al Ministerio del Transporte que den la cara y den respuestas a las legítimas peticiones de los caldenses. Que nos digan pronto qué va a pasar con esta vía a la cual los caldenses le han entregado millonarios recursos durante 30 años.
PORTAVOZ
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