El ámbar se encontró por primera vez en la Antártida.
Esta piedra semipreciosa se forma a partir de la savia fosilizada de los árboles y se ha encontrado en todos los continentes, excepto en el más austral.
Las muestras, de 90 millones de años, son un poco más grandes que granos de arena, pero los científicos están entusiasmados: el ámbar conserva muy bien su contenido y es probable que contenga fragmentos de corteza de árboles antiguos y otros restos.
Una investigación realizada en 2020 mostró que la Antártida tenía bosques cuando el mundo era más cálido, y el nuevo descubrimiento debería revelar más sobre esos bosques, incluida, tal vez, la vida de los insectos y otros detalles.
Un investigador dijo que proporcionaría «una mejor comprensión del entorno de selva tropical templada, rica en coníferas y pantanosa identificado cerca del Polo Sur».
Traducido de SEMAFOR