Las ardillas que hibernan parecen haber desarrollado una forma de evitar saciar su sed.
Los investigadores descubrieron que las ardillas terrestres de trece líneas suprimían las señales de sus cuerpos para beber agua al reducir la actividad de un conjunto de neuronas en estructuras cerebrales llamadas órganos circunventriculares.
La actividad en estas células cerebrales parecía normal en verano, pero en invierno se paralizaba, lo que permitía a las ardillas ignorar su sed durante meses durante la hibernación. Incluso cuando las ardillas se despiertan brevemente en sus madrigueras, no intentan buscar agua.
El estudio aborda «una pregunta que ha quedado sin respuesta, a pesar de más de un siglo de investigación sobre la hibernación», escribieron los científicos.
Traducido de SEMAFOR