Editorial
Aerocafé
Renace de las cenizas
Como en una narración surrealista, plena de absurdos y contradicciones, la suerte del Aeropuerto del Café, en Palestina, está otra vez sobre el tapete.
Ahora el presidente de la República, Gustavo Petro, dice que será una prioridad en esta segunda parte de su gobierno. El anuncio se produce pocos días después de que su ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, asegurara en Chinchiná que no había dineros para la obra.
Como en la fábula del pastorcito mentiroso, los caldenses ya no sabemos si creer en la noticia, pues han sido tantas las volteretas, los giros y las incoherencias, que no salimos del asombro.
Al actual Presidente le hemos escuchado opiniones bastante antagónicas sobre este aeropuerto, como que “es una obra para las élites”. Afirmación formulada a pocos días después de su posesión. Luego, precisó que se podría hacer con “ingeniería militar”, y a los pocos días comentó que “sería una obra minimalista”. Una propuesta que nadie entendió.
Cuando ya dábamos por enterrada esta obra de gran importancia para el desarrollo regional, el jefe de Estado sorprende a los caldenses con este anuncio, nada más y nada menos que en su discurso de instalación de un nuevo periodo del Congreso. Y ahora sí, recuperando la cordura y la sensatez, le dice a todo el país que esta obra es básica para el crecimiento económico e impulso al turismo nacional.
Como defensores que siempre hemos sido de esta obra, de la que desafortunadamente sus más grandes detractores han sido los propios caldenses, vamos de nuevo a creer y a ilusionarnos. Ojalá se superen pronto los líos judiciales, y se puedan reiniciar de nuevo los trabajos.
Lo que no se puede es volver a cometer los mismos errores del pasado, como cuando se advirtió sobre los riesgos de contratar la primera fase del aeropuerto, su movimiento de tierras, con la empresa española Obrascón Huarte Lain (OHLA), cuestionada por incumplimiento en varios países. Pero no hicieron caso a las alertas, se adelantó una millonada, y se perdió la oportunidad de tener unas obras ya casi finalizadas.
Así que vuelve y juega. Este anunció tiene el carácter de inolvidable para los caldenses, y esperamos que el alto gobierno cumpla esta vez con su palabra. Como el ave Fénix, este aeropuerto revive de las cenizas.
Reconocimientos a quienes siempre han creído en la obra, como el actual gobernador de Caldas, Henry Gutiérrez, o algunos de nuestros representantes en el Congreso, no todos. Por lo pronto, ya han aparecido algunos personajes, enemigos del proyecto, que ahora quieren montarse en el bus de la victoria.
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