- PRIMER PUESTO: MEMENTO
- SEGUNDO PUESTO: ME QUIEREN VER MORIR
- TERCER PUESTO: LA CIUDAD DE UN SOLITARIO
- MENCION ESPECIAL: 12M
PRIMER PUESTO: MEMENTO
La ciudad se iba cubriendo con un manto blanco y se hacía, en la punta de la catedral, la mágica transición entre el naranja del firmamento y la noche oscura. De pronto apareció la buseta roja atestada de gente. Levantó su mano con un gesto débil que permitía ver el peso del trabajo del día; se subió y sólo hasta doce cuadras más allá, pudo ocupar un puesto caliente, estrecho, cerca de la ventana.
Sus ojos se fueron acostumbrando a los rostros que compartían ahora su destino y los veía alejarse serios, indiferentes, en cualquier esquina, en cualquier paradero improvisado. Cerraba sus ojos cada vez más pesados, hasta que ya no se abrieron. Su cuerpo parecía resorte que se movía de acuerdo a los giros libertinos del chofer, cada uno de los cuales era un arrullo maternal.
Recordó a su madre, sus manos pecosas, su mirada cargada de tristeza, siempre en su casa, siempre en la cocina o raspando con sus pies las tablas desagradecidas de las cuatro piezas. Se vio asomado en una de las ventanas desde donde divisaba, recién salido el sol, las montañas, las nubes, el pinar. Le pareció escuchar un gallo e instintivamente despertó.
Se percató del pitazo del chofer que furibundo gritaba a una señora atravesada. Calculó su llegada y comprobó que aún faltaba. Volvió a sumergirse en sus recuerdos. Pensó en el día en que subió al cerro, guiado por su maestra y acompañado de diez niños más. Volvió a sentir el viento y la impresión de infinitud, de nuevo rodó por el pasto, otra vez bajó sonriente al pueblo.
El roce de una anciana afanada lo despertó. Se aproximaba pronto su bajada y se preparó; tenía que luchar como un guerrero para llegar a la puerta.
Como si hubiera vuelto a salir del vientre materno, se encontró solo entre la gente, caminando por un callejón largo. Le pareció volver a oler el perfume de la leña y la boñiga, caminar por las calles adoquinadas de su pueblo, reconocer a los ancianos que le miraban sorprendidos tras las rejas. Detrás de la puerta de su casa, que ahora estaba al frente, esperó encontrar el calor que sólo en la profundidad de sus sueños se repetía. Abrió afanoso y, de golpe, le llegaron a su espíritu los olores que se apoltronan al cerrar las ventanas, el vacío que brota de lo lleno y el frío que produce el no habitar más que un alma triste.
Lanzó un suspiro y, como en otras ocasiones, lamentó que el recuerdo lo trasladara inútilmente al pasado y lo convirtiera en un náufrago extraño en el mar del presente.
Manizales, octubre de 2003
SEGUNDO PUESTO: ME QUIEREN VER MORIR
En la profundidad del silencio, con sus voces del pasado, jugueteando por su vacía estructura y con la expectativa de tener aunque sea una vaga esperanza para poder seguir existiendo, permanecía ahí atónito frente a las miradas impasivas de los desprevenidos transeúntes que observan insaciablemente a la triste victima y al implacable verdugo deseoso de cumplir su misión. Las horas pasaban como siglos eternos, cada minuto, cada segundo; por sus espacios vacíos susurraban las efímeras voces del pasado, los secretos ocultos de los villanos, los visitantes ocasionales que lo recorrían en su afán loco y desmedido resultado de su vida frenética y sin sentido, en fin toda esa amalgama de recuerdps se acumulaban sin orden aparente mientras su hora llegaba, su desaparición eterna, su muerte inminente, pero ya era demasiado tarde para demostrar su inocencia. Sólo estaba ahí, quieto y silencioso, listo para morir con dignidad, la orden está dada, al tercer aviso dejaría de existir, comentaba la gentemientras la expectativa aumentaba los ánimos, los gritos y las lágrimas se interrumpieron al escuchar por primera vez la sirena, un estruendoso frío recorrió sus cuerpos mientras el segundo sonido invadía sus corazones; las miradas se concentraban en la víctima sin perder un solo detalle, los sentidos mórbidos del hombre están en su mayor apogeo, el tercer aviso sonó agónico ante todos…
La explosión resintió todo el lugar, las columnas desaparecían pulverizadas sin cesar paso a paso, la reacción en cadena ha comenzado, los recuerdos huían desesperadamente por las escaleras, corrían por entre los fragmentos que los herían de muerte, pero aún así seguían luchando, porfiadamente sin dejarse vencer; pero la destrucción es implacable, dictatorial, anarquista, maldita; persigue los recuerdos y las voces con violencia aniquiladora, revisa espacio a espacio con el fin de matar de desaparecer todo rastro; mientras el recuerdo huye y huye como las palabras pero ya es demasiado tarde, ha desaparecido… Su estrategia no sirvió, ha muerto, el humo y el polvo ocultan temporalmente la destrucción, la demolición tan esperada llego a su fin, para alegría de unos, tristeza de otros cuantos y el silencio del resto, al fin de cuentas se salieron con la suya, eso sucede en esta vida desgraciada e injusta, fue quizás esa pequeña que invadió para siempre los corazones de los habitantes de Manizales mientras veían morir la alcaldía, mientras se descubre de los escombros el rostro de Dios, sublime y amoroso, observando en silencio a la humanidad, su pequeño experimento que resulto ser fiel copia de si mismo, demasiado tarde para arrepentirse.
Nada que hacer, el publico se retira de esta comedia sin aplaudir, ya lo han olvidado, como muchas otras cosas, solo siguen su camino, su triste camino sin memoria.
TERCER PUESTO: LA CIUDAD DE UN SOLITARIO
Por tanto tiempo estuviste buscando un sitio desde donde se viera toda la ciudad. Con tu vieja cámara perseguías aves coloridas o prostitutas diurnas y nocturnas. Aquellas de buenas universidades con sus cuerpazos un cerebros maquillados de inteligencia. Las otras en las casas de relax y de angustias de hambre. Caminabas del Batallón a Chipre. Otros días subías al cerro de Oro o bajabas a la Francia. Aún así la ciudad nunca se te reveló completa. Descubriste que La Cumbre y Minitas tenían forma de mariposa si se miraban desde la Rambla, como aquel logotipo de la alcaldía pasada. Muchos eran los paisajes, las caras de Manizales, las mismas que daban vida a cada calle, o andaban vivas por San Esteban o por el camino de las Flores de la Enea. Y vos seguias buscando un punto desde donde se viera el Nevado y la puesta del sol sin tenerle que dar la espalda a ninguno. Prque el Nevado se erguía imponente, y las tardes de viento frio dejaban presagios en los ojos de más de uno. Cada noche frecuentabas diferentes sitios para tomar un trago, un tinto o un vino, para sopesar el miedo de las horas pico, de los mendigos y de los artistas que debutaban en semáforos: brillantes malabaristas buscados y no encontrados hasta por el Le Circ du Solei
El Futbol no era tu fuerte, aunque ibas mas al estadio que cualquier jugador del Once. No te tocaron las malas rachas de huelgas educativas o vías cerradas por mejoramiento de estructuras o gas natural o líneas telefónicas.
Siempre hallabas una iglesia con las puertas abiertas como refugio de lluvias o de tu propia soledad a la que tanto le huías. A cine ibas los lunes, excepto en los festivales. Aquellos que te conocían decían que no te perdías ni la movida de un catre, que siempre en Manizales había algo pa`hacer, aunque vos te sentías como encerrado en medio de tanta montaña; y es que mirar la ciudad desde el morro Sancancio te causaba pánico, no por la altura sino por la impotencia de no poder escalarlas. En el fondo, te conocías bien, pero te creías menos que los demás. Por eso no le sacaste jugo a las montañas con la excusa de que los tiempos de la arriería ya habían caducado y vos no tenías adrenalina para practicar mountainbike o downhill.
Te gustaba pensar en cotidiano y lo hacías con la precisión de un reloj suizo: los días lluviosos con tardes soleadas y viceversa. Las noches activas de cuarto menguante con dos pares de incógnitas estrellas. Inclusive una mañana predijiste que yo llegaría a tu vida. Por eso me esperaste en la librería que yo siempre visitaba. Y esa espera, después del tiempo fue una desgracia: nos enamoramos. Tú el solitario, tú y la ciudad de las calles y las noches. Yo la estrella caminante, la memoria de los libros nuevos y antiguos. Nuestro encuentro destructivo, el olor a pan, la neblina, tres meses y la ciudad: la misma.Solo con la diferencia de que ya no tuvimos otros ojos para ver los paisajes, el nevado y el atardecer. Nuestros rostros quedaron esculpidos en las caras de los Manizaleños, y el recuerdo emergió como vapor debajo de la tierra. Lo que este lugar nos brindó desde pequeños. Ahora buscas un sitio para verme pasar de repente y yo buscaba un sitio para esconderme de ti. Nuestros sitios: los mismos de cualquier solitario…como tu…como yo.
MENCIÓN ESPECIAL: 12M
Amaneció gris esta ciudad del demonio. Sí, del demonio; es que de tanto llover parece un infierno: fría, fea y falduda como dicen por ahí. Pero se quedaron cortos porque además de las tres efes también tiene cuatro tes sin contar la del Cable, 350.000 soledades en medio del gentío, cientos de casas que esperan otros terremoto, un mundo de montañas alrededor que se vendrán encima, y de carretadas enormes de tedio.
Aquí jamás he sido feliz, nadie como yo podría ser feliz, si alguna vez lo fui ya lo olvidé. Para eso es lo único que sirve la memoria: para el olvido. El aguacero de costumbre se derramó calle abajo llevando entre la basura pedazos de mí que se escapan por las alcantarillas, algún día darán fe de quién fui.
Acaba de vérsela la cara al sol, sale a posta a medio día cuando todo se pone terrible: pitos, estrujones, madrazos, trancón. Hace un calorcito de tierra caliente en clima frío, eso me desespera, prefiero el infierno. Es la hora tonta y camino por una vía tonta con cien pesos en el bolsillo del pantalón. $100 no alcanzan ni para un tinto que no vale nada. O acaso seré yo quien no vale nada, o quizás sea tal vez mi ciudad?
ROBERTO VELEZ CORREA
Manizales, 1952. Escritor y crítico literario. Profesor Asociado de la Universidad de Caldas, Departamento de Filosofía. Licenciado en Filosofía y Letras; Magister en Literatura de University of Colorado, Boulder, USA. Autor de, entre otras, las siguientes obras: La pasión de las gárgolas (Premio de novela, 1987); Gardeazábal (ensayo. S.C.C. Plaza & Janés, 1986); Los suicidas de la palabra (cuentos, Beca de creación, 1999); Literatura de Caldas 1967-1997 (investigación, 2003). Columnista de La Patria y colaborador en varias revistas nacionales y extranjeras.
AGUAFUERTES MANIZALEÑAS. TIPOS DE CIUDAD.
Crónicas o miradas críticas sobre situaciones y personajes que deambulan por cualquier ciudad de provincia, dignos de ser protagonistas de una historia de ficción, como los que hacían a Balzac y a Stendhal seguir los pasos de un oscuro ciudadano hasta verlo perder en las brumas de un callejón sin salida, mientras urdían, bajo el imperio de la imaginación, la biografía de su tragedia. Manizales es la disculpa, porque las escenas se proyectan en simultánea en varias localidades del país o del mundo.
ALEJANDRA JARAMILLO
Doctora en Cine y literatura de Tulane University en New Orleáns, Filósofa de la Universidad de los Andes. Ha sido profesora de literatura, cine y estudios culturales de la Universidad de los Andes y Tulane University. Desde su regreso a Bogotá ha sido Asesora de comunicaciones y coordinadora del proyecto Nuevas voces ciudadanas del Departamento Administrativo de Bienestar Social del Distrito y coordinadora de Comunicaciones de Cultura Ciudadana de la Alcaldía Mayor. Ha publicado varios artículos sobre literatura urbana, poesía y cine, recientemente le publicaron un cuento llamado Cuerpos jugados en la antología de relatos eróticos de escritoras colombianas Ardores y furores. En noviembre lanzará el libro Bogotá imaginada: narraciones urbanas, cultura y política.
BOGOTÁ LITERARIA: IMÁGENES DE UNA CIUDAD SÓRDIDA, BURLONA, MALTRECHA.
¿Qué ha pasado con Bogotá? ¿Podemos hablar de una ciudad diferente? La Bogotá literaria se ha convertido en una ciudad que se resiste a ser vista como la ciudad de las nuevas avenidas, del Transmilenio, de los buenos tiempos, y más bien ha mostrado una ciudad contradictoria, fragmentada, llena de soledades, de caminantes deshechos, de historias que dan cuenta de un infierno urbano, y sin embargo, pese a esto, contarla es al mismo tiempo darle vida, hacer de la ciudad un espacio reterritorializado, un lugar de imaginaciones y pertenencias.
MARIO ARMANDO VALENCIA
MAL DE OJO: NARRACIÓN VISUAL Y RELATO URBANO CONTEMPORÁNEO
Tomando Como base “Berlín Alexanderplatz”, de Alfred Döblin, novela pionera en la narración urbana en la literatura Europea, La “Crónica de Berlín” de Walter Benjamín” y el revelador documento de Rodrigo Arguello: “Ciudad Gotica, Esperpéntica y mediática”la ponencia pretende desentrañar la esencia de lo urbano literario, básicamente desde los vectores de espacio y tiempo evidentes en la forma narrativa adoptada en la novela de Döblin, forma que posteriormente fue adoptada, y transformada por las formas narrativas contemporáneas y que, según nosotros lo vemos, dominan, el abordaje literario de la ciudad en la narrativa actual momento actual.
JOHN JAIRO JUNIELES
John Jairo Junieles. Escritor y periodista del Caribe. Estudió Derecho y Ciencias Políticas, y realizó cursos de periodismo en la Fundación para un Nuevo Periodismo Iberoamericano en Cartagena de Indias. Ha publicado «Papeles para iniciar el fuego» poesía; «Temeré por mí al final de estas líneas» prosa poética; «Canciones de un barrio en la frontera» poesía; y «El temblor del kamikaze» cuentos. Ha obtenido los premios de cuento de las universidades Metropolitana de Barranquilla, y Externado de Bogotá; el año 2002 obtuvo el Premio Nacional de Poesía Ciudad de Bogotá. Actualmente es becario nacional de novela del Ministerio de Cultura.
La ciudad serpiente: Pieles y mudanzas PENSAMIENTOS EN VOZ ALTA SOBRE NARRATIVA URBANA.
Este ensayo expone reflexiones sobre el concepto de lo urbano y la noción de «color local». También sobre la voz, y la actitud de los narradores frente al escenario urbano. Hace memoria sobre textos ejemplares –universales y colombianos- en la forma de contar una ciudad, sin distinción de género. Pensamientos a propósito de Italo Calvino, la última de sus propuestas para el milenio de vivimos; y especulaciones sobre sus posibles interpretaciones al momento de escribir historias urbanas.
LUZ MERY GIRALDO
LMG profesora Titular Universidad Javeriana, asociada Un. Nacional. Licenciada en filosfía y Letras, Especialista en Literatura, Magister y Doctorado en Letras. Especialista en Latinoamericana contemporánea, se ha dedicado al estudio de la narrativa colombiana reciente. Ganadora de una Beca Nacional del Ministerio de Cultura en 1998 y de una Mencion de Honor en el Premio Internacional Pensamiento Latinoamericano Convenio Andrés Bello con Ciudades Escritas (2000), así como de una Mención de Honor por Bogotá Escrita (Instituto Distrital de Cultura, 2003). Ha publicado: La novela colombiana ante la critica. 1975-1990 (1994); Fin de siglo. Narrativa colombiana (1995), Narrativa Colombiana. El libro de ensayo Búsqueda de un nuevo canon (2000), las antologías Nuevo cuento colombiano (México, Fondo de Cultura Económica, 1997), Ellas cuentan (Seix Barral, 1998), Cuentos de fin de siglo (Seix Barral, 1999), Cuentos canibales (Alfaguara, 2002), la antologia de textos para niños Jardín de sueños (Colcultura, 1987). Hay varios libros de poesia, algunos poemas traducidos a inglés, francés e italiano, inclusiones en antologias nacionales y extranjeras.
Desde hace mucho tiempo se ha reconocido a la ciudad como el lugar donde los caminos se cruzan. Recientemente, tanto la literatura como las ciencias humanas y sociales estudian, analizan y buscan comprender su historia, tradición, renovación y desarrollo, además de los modos de vida y de pensamiento que propicia, a tenor de las relaciones establecidas por sus habitantes o transeúntes. Además de espacio construido y poblado, destruido y vuelto a construir, instalación y performance, es un cuerpo complejo que va más allá de los límites geográficos y demográficos. El objeto ciudad y el sujeto ciudadano muestran que se da una sucesión de territorios donde la gente se establece, se repliega, «busca cobijo y seguridad», se expresa. La literatura representa la interaccion ciudad-habitante (transeunte o ciudadano) desde lo simbólico, haciendo que mapa y escritura converjan en la recreación literaria. Cada autor da su propia noción de ciudad, alimentado por imaginarios colectivos o individuales, lo que significa que una ciudad no es igual para cada ser que la habite, viva, la escriba. Interesantes representaciones existen en nuestra narrativa colombiana.
RIGOBERTO GIL MONTOYA
(1966). Novelista y ensayista, ha publicado los libros de narrativa, El laberinto de las secretas angustias (1992), La urbanidad de las especies(1997), Perros de Paja (2000) y Retazos de ciudad(2002) y los libros de ensayo, Nido de cóndores: aspectos de la vida cotidiana de Pereira en los años veinte (2002) y Pereira: visión caleidoscópica (2003). Premio Nacional de Novela «Ciudad de Pereira».
LITERATURA URBANA O LAS FALACIAS DE LO POSINDUSTRIAL
Se trata de una reflexión en torno a los procesos literarios más recientes de la literatura en Colombia, con base en algunas obras y autores que han merecido atención por parte de la crítica. Interesa discutir el concepto de lo posindustrial, que a menudo se confunde con el de posmodernidad y cómo este tipo de categorías, propias de la comunicación o de los Estudios culturales, afecta ciertas propuestas escriturales de autores jóvenes, cuando se quisiera responder, de esta manera, a una noción de «literatura urbana» que vale la pena dilucidar para medir sus alcances y limitaciones.
ANTONIO MARÍA FLÓREZ RODRÍGUEZ
Médico y escritor colombo-español. Obras:“El Círculo Cuadrado” (1987); “En cámara lenta: Dos voces” (1989), con Flóbert Zapata; “Zoo (Poemillas de amor antiecológicos)” (1993 y 1994); “Antes del regreso” (1996), “La ciudad” (2001) y “El arte de torear” (2002). Ha participado de las antologías de cuento y poesía: “Cuento caldense actual” (1993); “Poesía caldense actual” (1996-97); “Extremadura desde la ausencia” (1997); “Trilogía poética: Colectivo Ubéritas” (1997); “Estrechando Círculos: Antología de cuento extremeño y caldense” (1999); “La Narración Corta en Extremadura. Siglos XIX y XX” (2000), “La Generación Invisible. Muestra de poesía colombiana actual” (2000) y “Ficciones: La narración corta de Extremadura a finales de siglo” (2001).
Premiado y publicado en España, Argentina, Colombia y Brasil, algunos de sus textos han sido traducidos al inglés, francés, portugués, danés y catalán. Ha sido Premio Latinoamericano de Poesía “Fundación Givré” (1980 y 1990). Premio de Cuento Festival Iberoamericano de la Cultura (1992). Flor de Oro del Café Juegos Florales de Manizales (1993). Finalista del Premio “Felipe Trigo” de Novela (1996). Beca a la Creación Literaria en Novela de la Junta de Extremadura (1997).. Premio Nacional de Poesía “Euclides Jaramillo Arango” (1999). Premio Editorial Manigraf de Poesía Inédita (2000), Premio de Literatura Instituto Caldense de Cultura (2001). Becas a la Creación Literaria en Novela y Poesía de la Junta de Extremadura (2003). Premio Nacional de Poesía “Ciudad de Bogotá” (2003).
Cada ciudad tiene su particular forma de narrarse en virtud de su morfología, historia, demografía, catástrofes, de tal forma que ella se identifica y es identificable en razón de estos elementos.
Para el poeta la ciudad –sus ciudades- son universos habitados por seres dispares, solitarios, que se debaten en pos del amor, de la libertad, que luchan por sobrevivir y lograr cumplir sus sueños, que buscan y se buscan en cada espacio de la urbe que habitan. Y esta también es otra manera de caracterizar a la ciudad, como sus artistas la viven y la retratan.
JAIME ALEJANDRO RODRÍGUEZ
Jaime Alejandro Rodríguez Ruiz, escritor y profesor universitario, Doctor en Filología, actualmente se desempeña como docente e investigador del Departamento de Literatura de la Pontificia Universidad Javeriana. Fue Decano Académico de la Facultad de Ciencias Sociales de la misma Universidad y actualmente lidera un proyecto de Educación Virtual Universitaria. Ha escrito varios libros de ensayo, dos volúmenes de cuentos, una novela y numerosos artículos en revistas nacionales e internacionales. Es autor de Gabriella Infinita, novela hipermedia, El Relato digital, libro electrónico, y dirige las cátedras virtuales de Novela colombiana y Cultura Contemporánea.
El hipertexto es el formato propio de la información y comunicación electrónicas. Sus posibilidades expresivas se han explorado bajo el término «hiperficción», un nuevo arte que potencia las herencias y utopías narrativas de la literatura a la vez que atiende las exigencias y posibilidades de la comunicación digital interactiva. En un esfuerzo por comprender la nueva enunciación que configura el hipertexto, la ponencia compara su estructura con la de la ciudad, espacio estriado que invita por eso a recorridos insospechados. Pero esta relación entre espacios estriados y lisos está documentada en muchas novelas que proponen, a través de la osadía de sus protagonistas, una liberación de la la rutina, la secuencia y la causalidad, en favor de la improvisación y el descubrimiento. Eso, improvisación y descubrimiento es lo que el hipertexto favorece. Y el autor ha puesto en práctica, tanto en su producción literaria como en la hiperficcional, dichos principios novedosos y polémicos; principios y prácticas revelados aquí.
ADALBERTO AGUDELO DUQUE
Nació en Manizales. Ha publicado novela, cuento, poesía y algunos textos que explican su ciudad natal, la que ama sobre todas las cosas según sus propias palabras.
EFECTOS MOEBIUS
La charla “Los efectos Moebius” en la Literatura colombiana” pretende una mirada a la narrativa contemporánea desde las variables de la banda sinfín como quiera que críticos y crítica no encuentran nombres para llamar “las nuevas tendencias” con las que genéricamente se refieren a técnicas, métodos, temas que son respuesta y propuesta a las agresiones y estímulos de la ciudad.
Un comentario en «Narrativas Urbanas octubre 2003»