Según una nueva investigación, el dinero compra la felicidad y la sigue comprando indefinidamente.
Un estudio de 2010 concluyó que la felicidad declarada por los propios encuestados se estanca con unos ingresos de entre 60.000 y 90.000 dólares al año, pero un nuevo análisis realizado el año pasado por investigadores de la Wharton School sugirió que el techo estaba más cerca de los 500.000 dólares.
Ahora, esos mismos científicos descubrieron que las personas cuyo patrimonio neto se sitúa en millones y miles de millones declaraban un nivel medio de felicidad significativamente superior al de quienes ganaban cientos de miles. “La magnitud de la diferencia entre el extremo inferior y el superior de los ingresos es gigantesca”, dijo el autor a Bloomberg.
Traducido de SEMAFOR