Yajaira: historia sobre la reforma agraria que juntó en paz a ganaderos, campesinos y Gobierno

  • El gobierno del presidente, Gustavo Petro, ha adquirido 188.000 hectáreas para distribuir entre campesinos y comunidades étnicas en la reforma agraria. Raúl Botero le vendió la finca Yajaira, ubicada en Santa Bárbara de Pinto, a la Agencia Nacional de Tierras, que se las entregó a 50 familias campesinas. Botero da cuenta de que no hay expropiación.

Santa Bárbara de Pinto, Magdalena. 3 de junio de 2024. @AgenciaTierras

Caminó desde la sala. Camisa manga larga y por dentro del pantalón de dril. Correa de cuero y zapatos tipo crocs, también de cuero. Gafas un poco oscuras, pero dejan verle los ojos. Antes de llegar a la puerta se presentó: “Mucho gusto: Raúl Botero”; extendió su brazo derecho y nos saludó de mano apretando fuerte.

En su casa, en el norte de Colombia, este ganadero antioqueño recordó a Yajaira, la finca que le vendió a la Agencia Nacional de Tierras – ANT – y que ya pasó a manos de 50 familias campesinas en la reforma agraria del Gobierno del Cambio.

La reforma busca entregarles 1,5 millones de hectáreas de tierra fértil a familias campesinas, negras e indígenas que no la tienen o que tienen muy poca para producir alimentos. También, formalizar la propiedad rural de 7 millones de hectáreas de familias que tienen tierra, pero no títulos sobre ella.

Sin expropiar, el gobierno del presidente, Gustavo Petro, ha adquirido unas 188.000 hectáreas, contando compras y mediante otras fuentes, para distribuir entre campesinos y comunidades étnicas en la reforma agraria. Raúl Botero le ha vendido tierra al Gobierno y da cuenta de que no hay expropiación.

En estos días de junio el Gobierno del Cambio está entregando más de 6.000 hectáreas en Córdoba, Magdalena, Cesar, Antioquia, Meta, Cundinamarca, Sucre y Bolívar.

Yajaira mide 658,1 hectáreas y queda en Santa Bárbara de Pinto, Magdalena. Desde Bogotá, una opción para llegar a ella es: vuelo a Valledupar, luego cuatro horas y media en carro hasta el pueblo, más conocido como Pinto, y de ahí otra hora hasta la finca. El valle y luego la sabana eterna, como el vallenato, que suena y suena en el carro. Siempre la compañía del acordeón.

En Pinto está Pedro Martínez, líder de la Asociación de Productores Agrícolas de Santa Bárbara de Pinto (Asopresab), una de las dos organizaciones que recibieron la finca. Con él nos vamos hasta Yajaira. “Nunca hemos tenido tierra”, afirma Pedro, hombre enérgico que no aparenta sus 72 años. Y agrega: “Cuando me dijeron casi me da un infarto. Primer gobierno que hace esto. Gracias al presidente Petro, que está luchando por la gente humilde”.

Esta agremiación usa en comodato un pequeño lote de Pinto. Ahí las 30 familias asociadas crían tilapia roja y bocachico y tienen cultivos de pancoger. Marta Acuña, otra integrante, se crio en el campo. Sabe sembrar yuca, maíz, ajonjolí y, si puede, se iría a vivir a Yajaira, a cultivar alimentos y criar peces y gallinas. “Antes había mucho machismo, la mujer era solo para atender a los hijos y al esposo. Las mujeres tenemos igualdad con los hombres. Es primera vez que voy a tener tierra y quiero vivir de ella”, comenta esta morena de 45 años.

Atardece en Yajaira, la de los jagüeyes, la de cañahuates y carretos, guásimos y totumos. El cielo está arrugado y los tonos de verde, cada vez más oscuros.

Raúl Botero calcula que tuvo la finca durante 30 o 40 años. Vive en Medellín, pero pasa mucho tiempo en la región Caribe. De Yajaira, cuenta, “es una tierra extraordinaria para ganado y para lo que uno le siembre. Tiene energía eléctrica en la mayoría y paneles solares en los campamentos. Hay unos 50 jagüeyes, en cada potrero hay uno o dos que conservan el agua”.

En su casa, con zurriago, sombrero vueltiao y poncho en el hombro, el hombre de 73 años, afiliado a la Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegán), habla de la reforma agraria: “Estamos en un gobierno de izquierda. Yo soy de derecha, pero creo que lo que queremos los de izquierda y los de derecha es el bien nacional, que haya menos pobreza. Que estas tierras queden en manos de gente buena del campo me llena de satisfacción”.

_ ¿Cómo le ha ido en la relación con la Agencia Nacional de Tierras?
_ “La Agencia hizo avalúos muy completos, bien hechos, con precios muy acordes a la realidad. Me han ido pagando. No hay obligación de vender las tierras. No hay expropiación”.

Mediodía en Pinto. Cielo gris, pero el aire es caliente. En una casa del pueblo se reunieron unos 50 integrantes de la Asociación Campesina Agropecuaria, Acuícola y Pesquera de Santa Bárbara de Pinto (Agrocapin), la otra organización que quedó con parte de Yajaira.

La asociación agrupa a 144 familias campesinas. Su líder, Róger del Castillo, considera que en su pueblo “la mayoría de las tierras las tienen ricos terratenientes”. Su padre cultivó papaya, maíz, yuca, ají, y ese gusto por el campo lo heredó Róger. “Muchos campesinos no tienen tierra para cultivar”, apunta y añade que en Yajaira quieren desarrollar proyectos productivos.

Aleidis Terán, miembro de Agrocapin, llegó a Pinto en 2004: “Mi padre tenía una finca en el sur de Bolívar, se metieron los paramilitares y dijeron que teníamos que desalojarla. Un tío mío se opuso y lo mataron”. En la actualidad ella quiere “recibir las tierras para vivir en paz”.

Sábado 1 de junio de 2024, 1:43 p.m., Santa Bárbara de Pinto. Google señala 35 grados centígrados y sensación térmica de 44. Unas horas después, en el polideportivo, el presidente, Gustavo Petro, encabeza el acto de entrega de Yajaira a las 50 familias campesinas: 30 de Asopresab y 20 de Agrocapin.

El presidente destaca: “Aquí se siente la justicia social, que un gobierno ayude a que la población excluida tenga su espacio. La historia de buena parte de Colombia es de la lucha por la tierra. El conflicto armado en los últimos 75 años tiene que ver con desigualdad alrededor de la tierra. El de Raúl Botero no es un simple acto mercantil; expresa un espíritu de construcción de paz. Un acuerdo local que se podría convertir en un gran acuerdo nacional”.

Y Felipe Harman, director de la ANT, se refiere a la compra de tierras en la reforma agraria: “La justicia social cuesta, merece un esfuerzo del Estado para sembrar paz”.

El nombre Yajaira significa mujer brillante, resplandeciente, clara como el día. Y vaya si esta finca tiene esos atributos. Con su vitalidad espera a las familias que tendrán en ella su hogar, fuente de trabajo y de producción de alimentos para su pueblo y la región.

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