Emociones de los jóvenes influyen en el aprendizaje de las Ciencias Exactas

  • Las emociones que despiertan las clases en los estudiantes se relacionan tanto con sus características personales como con los métodos de enseñanza, según lo evidencia un estudio reciente que proporciona una visión sobre la influencia de la emocionalidad en el aprendizaje de las asignaturas de Física y Química entre los alumnos de 10° y 11° (de 15 a 17 años) del Liceo Arquidiocesano de Nuestra Señora (LANS) de Manizales.

Una investigación adelantada por Cristian Alberto Parra Franco, estudiante de la Maestría en Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Manizales, reveló que las emociones de los estudiantes en las clases de Física y Química están notablemente influenciadas por factores sociodemográficos.

“En el estudio se exploraron las emociones de los estudiantes considerando factores sociodemográficos como sexo, edad y estrato socioeconómico, con el fin de identificar las variaciones en sus reacciones emocionales”.

“El trabajo reveló que las emociones y sus causas están estrechamente vinculadas a los aspectos sociodemográficos, y se propuso una metodología para gestionarlas en el aula con el objetivo de fomentar aquellas positivas y mejorar el aprendizaje”, afirmó el investigador.

A pesar de que la metodología de enseñanza –teórica o de laboratorio– no mostró cambios significativos en las emociones, el estudio sí destacó que la percepción del contenido de las ciencias exactas varía según la inclinación personal de los estudiantes hacia la materia.

Estos resultados sugieren que aplicar una intervención metodológica adaptada, enfocada en el desarrollo emocional de los docentes, y crear ambientes de aprendizaje positivos son estrategias que mejorarían la experiencia educativa en estas disciplinas.

Los datos muestran que los estudiantes tienden a experimentar más emociones positivas en las clases de Química, con un 35 % de las respuestas emocionales clasificadas como positivas, en contraste con solo un 20 % en las clases de Física.

Este hallazgo sugiere que la Química, al menos en el contexto del LANS, genera una respuesta emocional más favorable entre los estudiantes, la cual se relacionaría con la naturaleza más práctica y experimental de la materia, que tiende a involucrar a los estudiantes de manera más activa.

Aunque las clases prácticas en el Laboratorio se percibieron como más dinámicas, en las emociones reportadas no se encontraron diferencias significativas entre las clases prácticas y las teóricas. Además los estudiantes reportaron emociones más positivas en Química (60 %) que en Física (40 %), hallazgos que ofrecen una visión comprensiva sobre cómo varían las emociones, y además proporcionan una base para desarrollar estrategias metodológicas que optimicen la experiencia educativa en ciencias exactas y naturales.

El estudio también señala la influencia del género en la intensidad y variedad de las emociones: mientras las mujeres mostraron una expresividad emocional del 45 % en las respuestas clasificadas como positivas, los hombres solo registraron el 30 %.

Este patrón indica que las mujeres no solo experimentan una gama más amplia de emociones, sino que además tienden a ser más intensas en sus respuestas emocionales. Esta diferencia puede tener implicaciones importantes en la manera como se aborda la enseñanza de las ciencias en términos de adaptación a las necesidades emocionales de los estudiantes.

Aunque el estudio reveló una estabilidad emocional en el grupo de edad de 15 a 17 años, sin cambios significativos entre estos grupos, no se encontraron diferencias destacables en función del estrato. Este hallazgo sugiere que la percepción emocional en el aula no está necesariamente influenciada por el contexto, sino que podría estar más relacionada con factores individuales y pedagógicos.

En respuesta a estos hallazgos, la investigación propone una metodología para gestionar las emociones en el aula de ciencias, la cual incluye la capacitación previa de los docentes en técnicas para fomentar emociones positivas, además de la integración de actividades y juegos diseñados para mejorar la experiencia emocional de los estudiantes. Además subraya la importancia de adaptar las estrategias educativas para abordar las emociones de los estudiantes, lo que contribuiría significativamente a mejorar la calidad del aprendizaje.

La metodología propuesta también se basa en un enfoque de diagnóstico individualizado, que permite identificar y entender las emociones específicas de cada estudiante; además no solo pretende mejorar la experiencia educativa en el presente, sino que también sienta las bases para futuras investigaciones en el campo de la educación emocional.

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