Después de más de 10 años de trabajo, el Ejército Nacional libera a Samaná y Pensilvania de la amenaza de las minas antipersonal.
El exitoso desminado humanitario en Caldas culmina con la eliminación de artefactos explosivos que ponían en riesgo la vida de miles de personas y su entorno.
El Ejército Nacional de Colombia ha completado una de las tareas más complejas y arriesgadas en la región andina: la eliminación de las minas antipersonal que durante años sembraron grupos armados ilegales en el departamento de Caldas. Después de más de una década de esfuerzos, los municipios de Samaná y Pensilvania finalmente han sido liberados de la amenaza de estos artefactos explosivos, permitiendo que miles de habitantes puedan vivir con mayor seguridad y tranquilidad.
El impacto de las minas en las comunidades caldenses
La presencia de minas antipersonal en Caldas se convirtió en un verdadero azote para los habitantes de varias zonas rurales, especialmente en Samaná y Pensilvania, donde los artefactos explosivos fueron colocados en áreas estratégicas para frenar el avance de la población civil y las fuerzas de seguridad. Esta práctica, llevada a cabo por grupos armados ilegales, dejó un saldo devastador: 173 víctimas entre muertos y heridos.
Para mitigar el riesgo y permitir el regreso a la normalidad, el Ejército Nacional y su Brigada de Ingenieros de Desminado Humanitario comenzaron un arduo trabajo de limpieza de terrenos contaminados. Durante este tiempo, se investigaron 128 sectores en Samaná y se intervinieron 217 áreas peligrosas, incluyendo terrenos agrícolas, ganaderos y hasta escuelas rurales, afectadas por los artefactos enterrados en el suelo.
Desminado manual: una operación compleja y meticulosa
El proceso de desminado, realizado con técnicas manuales de gran precisión, permitió que se despejaran 1.147.553 metros cuadrados de terreno en Samaná, y se destruyeran 511 artefactos explosivos que ponían en riesgo la vida de los habitantes. De igual manera, se liberaron 99.204 metros cuadrados adicionales mediante estudios no técnicos, lo que favoreció a más de 20.000 personas en el municipio.
En Pensilvania, otro de los municipios más afectados, los desminadores despejaron 201.443 metros cuadrados y destruyeron 27 artefactos explosivos. Los trabajos beneficiaron a 18.350 habitantes, quienes ahora pueden vivir sin temor en un territorio libre de minas. Además, se desactivaron 6 áreas protegidas de la región, favoreciendo la conservación de la biodiversidad local.
Un logro para toda la región: 15 municipios liberados
En total, el trabajo de los desminadores se extendió por 15 municipios de Caldas, incluyendo Aguadas, Anserma, Filadelfia, La Dorada, Manizales, Pácora, Risaralda, Salamina, Supía, Norcasia, Riosucio, Manzanares, Marulanda, Samaná y Pensilvania. En conjunto, fueron despejados 1.468.264 metros cuadrados de territorio, lo que no solo ha permitido salvar vidas, sino que también ha impulsado la productividad, el desarrollo social y económico de la región.
Este esfuerzo se logró gracias al apoyo en seguridad de las tropas de la Quinta División, quienes brindaron protección durante las tareas de desminado. Gracias a la constante cooperación y el compromiso de las autoridades y la comunidad, 12 municipios no presentaron afectación por minas, lo que muestra un avance significativo en la seguridad territorial en el centro del país.
La misión de desminado humanitario en Caldas no solo ha sido un logro militar, sino también un paso crucial hacia la reconstrucción social y económica de la región. El trabajo realizado por el Ejército Nacional y sus aliados ha liberado a más de 38.000 habitantes de la amenaza de las minas antipersonal, lo que marca un hito en la lucha por un país más seguro. Este esfuerzo no solo salva vidas, sino que también abre las puertas a un futuro de prosperidad y paz para Caldas y el resto del país.
Información Adicional: ¿Por qué el desminado es clave para la paz en Colombia?
El desminado humanitario no solo es crucial para la seguridad física de las personas, sino también para la recuperación económica y el desarrollo social de las regiones afectadas. Las minas antipersonal, instaladas principalmente por actores armados ilegales, representan una amenaza constante para las comunidades rurales, impidiendo el acceso a tierras cultivables y afectando la movilidad de las personas. La eliminación de estos artefactos facilita la reconstrucción de infraestructuras y el fortalecimiento de la economía local, lo que favorece la paz duradera en las zonas más afectadas.
¿Qué opinas sobre los avances en el desminado humanitario en Colombia? ¿Crees que las autoridades deberían intensificar estos esfuerzos en otras regiones del país? Comparte tus pensamientos en los comentarios y no olvides compartir este artículo para generar conciencia sobre el trabajo de los desminadores.
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