El Partido Laborista de la oposición británica formará el próximo gobierno del país tras una victoria electoral aplastante.
El presunto primer ministro Keir Starmer no inspiró un gran entusiasmo, pero llevó a cabo una campaña disciplinada desde el centro, ayudando al Partido Laborista a ganar al menos 412 de los 650 escaños posibles.
El cansado, fracturado e impopular Partido Conservador cayó en su peor resultado de la historia: el primer ministro Rishi Sunak felicitó a Starmer y dijo que renunciaría como líder del partido. “La Inglaterra conservadora está en ruinas“, escribió el editor político de UnHerd.
Starmer se enfrenta a una bandeja de entrada apremiante, en particular la vacilante economía y la alta inmigración que socavó el gobierno de Sunak. Sin embargo, los líderes europeos dieron la bienvenida a la victoria de Starmer, sugiriendo una mejor cooperación con Bruselas, mientras que Kiev dijo que el Reino Unido seguiría siendo un socio “fiable”.
La extraña muerte de la Inglaterra conservadora
La derecha política británica se ha derrumbado, escribió un destacado conservador.
“Durante cien años, el sistema electoral ha favorecido a una derecha unificada frente a una izquierda dividida”, dijo Daniel Finkelstein, que fue asesor de dos líderes conservadores, en The Times de Londres.
“Ahora sucede lo contrario”. Los conservadores perdieron 173 escaños, y en 124 de ellos el voto del Partido Reformista de derecha populista superó el margen de la derrota de los conservadores, señaló un psefólogo de la BBC.
“El Partido Laborista ganó porque los conservadores perdieron”, dijo Finkelstein: el gobierno “abandonó el terreno del centro, donde siempre, siempre se ganan las elecciones” y “fracasó en todos los aspectos de razonabilidad y competencia”, dejando espacio para el desafío de su derecha. “La coalición conservadora simplemente se ha desmoronado”.
Traducido de SEMAFOR
