El nuevo gobierno laborista del Reino Unido podría liderar un cambio en la postura del país hacia China.
Las relaciones se han deteriorado en los últimos años, y el nuevo primer ministro Keir Starmer ha prometido una «auditoría completa» de la política de Londres hacia China. El gobierno laborista podría ofrecer una especie de reinicio diplomático, pero es poco probable que haya un cambio de política importante en el corto plazo, dijeron los analistas.
Starmer debería adoptar un «enfoque duro pero discreto«, argumentó un columnista de Foreign Policy, encontrando áreas de cooperación, como la inteligencia artificial y el clima, al tiempo que aumenta los lazos diplomáticos para que sea más fácil criticar a Pekín cuando sea necesario. Aspirar a la «estabilidad» no es realista, ya que «es probable que las relaciones con China sigan siendo inherentemente inestables».
Traducido de SEMAFOR