Los japoneses más jóvenes son más receptivos a la afluencia de trabajadores extranjeros que las generaciones mayores que han tenido una interacción limitada o nula con los extranjeros, según la primera encuesta de este tipo realizada por la agencia de inmigración de Japón.
El número de trabajadores extranjeros en Japón alcanzó un récord de 2,04 millones el año pasado, tapando la escasez de mano de obra en el envejecido país que históricamente se ha resistido a la inmigración.
Pero esas actitudes parecen estar cambiando: una encuesta separada en el periódico japonés Asahi sugirió que más personas han aceptado que los trabajadores extranjeros son esenciales para la economía. Pero algunos todavía se muestran cautelosos: “Necesitamos trabajadores calificados”, dijo un empresario conservador de Tokio, pero “ no queremos repetir los errores que cometieron los países europeos con la inmigración sin restricciones”.