Las naves espaciales de propulsión nuclear vuelven a estar en la agenda.
Los planes para los reactores espaciales se propusieron por primera vez en la década de 1950, pero su volumen, el riesgo de un desastre y el hecho de que la NASA haya reducido en gran medida sus miras de la exploración del espacio profundo a la órbita baja terrestre, que podría lograrse fácilmente con cohetes químicos, los echaron por tierra.
Desde 2020, se han reanudado los movimientos: los lanzamientos son más seguros, los reactores son más pequeños y la NASA vuelve a poner la mirada en Marte.
Los cohetes nucleares, con combustible casi ilimitado, podrían propulsarse a sí mismos hasta otros planetas en lugar de tener que caer con la gravedad la mayor parte del camino.
Siguen existiendo “desafíos regulatorios y técnicos”, dijo un líder de la industria a Ars Technica, pero la NASA espera realizar una demostración en el espacio tan pronto como en 2027.
Traducido de SEMAFOR
