Un Susurro Subterráneo: El Sismo Imperceptible de Marulanda, Caldas

Tiempo de lectura: 4 minutosAunque el sismo registrado en Marulanda, Caldas, pasó desapercibido para la mayoría, su leve temblor fue lo suficientemente real para despertar la curiosidad de quien lo sintió. A 247 km de profundidad, este evento de magnitud 2.2 es un recordatorio de la actividad sísmica oculta bajo nuestros pies, imperceptible, pero siempre presente.

Tiempo de lectura: 4 minutos

A las 00:32:36 del 18 de noviembre de 2024, un leve temblor de magnitud 2.2 sacudió la Tierra en Marulanda, Caldas. A pesar de su baja magnitud y su gran profundidad de 247 km, la sensación del movimiento fue tan sutil que solo unos pocos lo percibieron.

Detalles del Sismo:

  1. Ubicación:
    • Localización: El sismo ocurrió en Marulanda, Caldas, Colombia, en las coordenadas 5.11° de latitud y -75.36° de longitud.
  2. Fecha y Hora:
    • Hora Local: El sismo ocurrió a las 00:32:36 (hora local) del 18 de noviembre de 2024.
    • Hora UTC: 05:32:36 (hora UTC) del 18 de noviembre de 2024.
  3. Magnitud:
    • El sismo tuvo una magnitud de 2.2 en la escala de Richter, lo que indica que fue un sismo leve que probablemente no fue perceptible para la mayoría de las personas.
  4. Profundidad:
    • La profundidad fue de 247 km. Este valor es bastante significativo y sugiere que el sismo ocurrió en el interior de la corteza terrestre (foco sísmico profundo). Los sismos a mayor profundidad suelen generar menos sacudidas en la superficie, aunque se perciben más distantes.
  5. Características Adicionales:
    • Estaciones sísmicas: El sismo fue registrado por 4 estaciones sísmicas.
    • Estatus: El evento fue clasificado como automático, lo que significa que la información se generó rápidamente por un sistema automatizado.
    • RMS (Root Mean Square): Este dato, que en este caso es 0 s, generalmente indica un tiempo de duración muy corto del sismo.
    • Gap: El valor de 210° se refiere a la distribución angular de las estaciones sísmicas que registraron el evento. Este valor es un indicador de la cobertura de las estaciones y puede ayudar a determinar la precisión de la localización del sismo.
  6. Intensidad Máxima Percibida:
    • No se ha reportado una intensidad máxima percibida de este sismo, lo que es esperado para un evento tan pequeño y profundo. Esto es consistente con la magnitud de 2.2, que generalmente no es percibida por las personas.
  7. Agencia Reportante:
    • La agencia que reportó este sismo es el SGC (Servicio Geológico Colombiano).

Resumen:

Este fue un sismo de magnitud 2.2, registrado a 247 km de profundidad en el interior de la Tierra. No se espera que haya sido perceptible por la población, ya que la magnitud es baja y la profundidad es bastante grande. Además, su origen se ubica en una región que puede estar asociada a actividad sísmica de fondo en Colombia, aunque de poca relevancia para la población.


«El Silencio de la Tierra»

Era una noche tranquila, de esas en las que el cielo se viste de negro y las estrellas parecen más cerca que nunca. En mi habitación, la luz tenue de una lámpara de escritorio apenas rompía la oscuridad, mientras las horas pasaban lentamente, marcadas solo por el tic-tac del reloj en la pared. Estaba en la mitad de un libro que, por alguna razón, no lograba concentrarme del todo. La quietud de la noche me había atrapado en sus redes, pero había algo en el aire que me hacía sentir inquieto, como si algo se estuviera moviendo, esperando el momento adecuado para salir a la superficie.

De repente, un leve temblor recorrió el suelo. Fue tan sutil que podría haberlo confundido con una sacudida del viento o un pequeño mareo, si no fuera porque sentí que la tierra misma se quejaba, un susurro inaudible, casi imperceptible, que pasó por debajo de mí. No fue como los terremotos que solemos ver en las noticias, ni siquiera como los pequeños temblores que algunos mencionan. Fue solo un movimiento que, si no lo hubieras sentido, habrías pensado que fue producto de la fatiga o del sueño que te acecha. Pero yo lo sentí. Lo sentí claramente.

Me quedé inmóvil, la sensación de estar completamente despierto en medio de la oscuridad me invadió. Mi corazón latió más rápido, no por miedo, sino por la extraña curiosidad que me despertó el fenómeno. ¿Era un sismo leve? ¿O tal vez algo más? Un pensamiento apareció en mi mente, casi como una voz en susurro: La tierra nunca duerme, y a veces nos recuerda que está viva.

Miré a través de la ventana, como si esperara que algo cambiara en el paisaje. El cielo estaba intacto, las estrellas seguían brillando, y el mundo parecía seguir su curso normal, ajeno a lo que acababa de suceder. Pero en mi interior, algo había cambiado. No sabía por qué, pero sentí que había sido testigo de algo que pocos perciben, algo que transcurre bajo la superficie, en un ritmo que siempre está allí, invisible para el ojo humano, pero tan real como la vida misma.

Decidí levantarme de la cama. Mi mente estaba demasiado activa, la curiosidad no me dejaba en paz. Fui a la ventana y miré hacia el horizonte, donde las sombras de las montañas se perfilaban contra el cielo oscuro. Todo estaba en calma, y sin embargo, algo en la vibración de la tierra seguía resonando en mi pecho. Me pregunté cuántos otros, como yo, habrían sentido el mismo temblor esa noche. O tal vez no. Quizá este sismo, tan leve, tan pequeño, fue apenas un susurro para la mayoría de las personas.

Afuera, la noche seguía tranquila, como si nada hubiera ocurrido. Decidí quedarme allí, observando el silencio del mundo, mientras el reloj avanzaba implacable. Podía oír mis pensamientos mezclados con el susurro lejano del viento, y por un momento, el tiempo pareció detenerse. Y en ese silencio, me di cuenta de algo importante: la tierra no necesita ser ruidosa para ser escuchada. A veces, los movimientos más pequeños, los menos percibidos, son los que nos recuerdan que estamos conectados con algo mucho más grande que nosotros.

El sueño no llegó esa noche. En su lugar, pasé horas reflexionando sobre lo que acababa de sentir. En mi mente, el pequeño temblor siguió resonando, como si la tierra misma me hablara. Y aunque la mayoría no lo haya notado, ese momento, ese sutil recordatorio de la vida subterránea, me hizo sentir más consciente que nunca de que estamos rodeados por fuerzas que, aunque invisibles, marcan nuestro destino.


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