Los países latinoamericanos están respondiendo a la presión de Washington para ayudar a frenar el creciente número de migrantes de Asia, África y Oriente Medio que transitan por la región para llegar a la frontera estadounidense.
La semana pasada, Brasil impuso restricciones de visado a algunos ciudadanos asiáticos, mientras que Panamá puso en marcha un programa patrocinado por Estados Unidos para deportar a los migrantes que entran al país de forma ilegal.
La coordinación transfronteriza ha provocado una fuerte caída del número de cruces ilegales de la frontera entre Estados Unidos y México, uno de los problemas más destacados de cara a las elecciones presidenciales estadounidenses.
Sin embargo, la caída podría perjudicar el crecimiento económico: los trabajadores extranjeros contribuyeron con casi una cuarta parte del crecimiento acumulado del PIB de Estados Unidos entre 2019 y 2023, informó Semafor.
Traducido de SEMAFOR