Los manifestantes que derrocaron al primer ministro de Bangladesh presionaron para que el ganador del Premio Nobel de la Paz Muhammad Yunus fuera instalado como líder del país.
Su posible ascenso conllevaría un gran simbolismo: Yunus fue elogiado en todo el mundo por ser pionero en los microcréditos a los pobres, pero en su país se enfrentó a acusaciones de corrupción, que según él tenían motivaciones políticas.
Los llamados para que interviniera se produjeron cuando un ex primer ministro fue liberado de años de arresto domiciliario mientras los militares intentaban imponer el orden en Dhaka, un día después de que los manifestantes invadieran la residencia oficial de la primera ministra Sheikh Hasina, enviándola al exilio.
La agitación también tiene implicaciones globales: Bangladesh es el segundo mayor exportador de prendas de vestir del mundo, pero las fábricas se han visto obligadas a cesar la producción debido a las protestas.
Traducido de SEMAFOR