Con gran satisfacción, 29 familias aranzacitas conocieron los avances de lo que será – en muy poco tiempo- su nueva vivienda. Y es que este proyecto de vivienda rural adelantado por el Gobierno de Caldas marcha según un estricto cumplimiento del cronograma, que -a la fecha- representa un 86% de progreso.
“Queríamos tener contacto con los beneficiarios y saber cómo habían sentido el desarrollo del proyecto, conocer sus inquietudes frente al proceso constructivo para poder, así, corregir en caso de tener que hacerlo, pero solo recibimos agradecimiento. Al unísono, los beneficiarios han manifestado su complacencia por las óptimas condiciones en que han terminado la construcción de esas viviendas, de las que ya 24 están totalmente terminadas y cinco en estructura metálica o en cimentación”, anunció el Secretario de Vivienda de Caldas, Jorge William Ruiz Ospina.
El funcionario precisó que para el mes de junio se contempla que ya estén terminadas todas las viviendas, siempre y cuando se siga al mismo ritmo y el clima no complejice las intervenciones.
Por su parte, el alcalde del municipio, Sebastián Merchán, se refirió al estado de la construcción, destacando el impacto social que se genera a estas familias beneficiarias. “Estas familias son de escasos recursos, las visitamos, conocimos su realidad y evidenciamos las condiciones en que vivían. Bajo estas circunstancias, este proyecto está generando transformación social y a esto le seguiremos apostando”, mencionó.
Luz Estela Quintero Quintero y Bertha Cecilia González Gómez, beneficiarias y prontamente propietarias de una casa nueva, comparten una difícil historia de vida relacionada con sus condiciones familiares y la carencia de vivienda en condiciones dignas. Ambas manifestaron su agradecimiento al Gobierno Departamental por haberles cumplido el sueño de tener dónde vivir con calidad y seguridad. Catalogaron como “una bendición de Dios” el haber podido acceder a este programa.
El dato:
Este proyecto, que tiene una inversión aproximada a los 2.000 millones de pesos, beneficia a más de 100 personas en condiciones de vulnerabilidad y que habitan en el rural disperso de Aranzazu.
