Dos naves espaciales, que serán lanzadas mañana, crearán un eclipse artificial volando en formación perfecta para estudiar el sol.
Durante los eclipses naturales, la luna bloquea la cara del sol, lo que permite a los científicos estudiar la corona, que rodea el cuerpo principal de la estrella y es la fuente del viento solar y las eyecciones de masa coronal que afectan a la Tierra.
Pero los eclipses son raros y duran sólo unos minutos. Los satélites Proba-2 de la Agencia Espacial Europea colocarán una nave 150 metros (492 pies) más cerca del sol que la otra, creando una obstrucción del tamaño perfecto del sol para que el satélite más alejado pueda estudiar la corona con su telescopio. Los dos deben mantener su distancia con precisión milimétrica para que el plan funcione.
Traducido de SEMAFOR