
Los consumidores estadounidenses, durante mucho tiempo un motor del crecimiento económico mundial, podrían estar perdiendo vitalidad.
El gigante de la ropa deportiva, Nike, advirtió la semana pasada que la cautela en el gasto minorista era un factor clave que obstaculizaba los esfuerzos para impulsar las ventas, mientras que varios vendedores de refrigerios, como General Mills, JM Smucker y Campbell’s, han reportado cautela por parte de los consumidores tras años de inflación e incertidumbre económica.
Esta tendencia concuerda con un estudio de McKinsey que señaló que, tras un comienzo de año prometedor, «los consumidores informaron sobre sus planes de reducir el gasto en muchas categorías discrecionales«.
En particular, la consultora señaló que el «comportamiento de compra a la baja» —en el que las personas compran productos de menor calidad o en cantidades menores de lo habitual— era «consistente y generalizado».
Traducido de SEMAFOR