La era del político popular ha terminado, afirmó un columnista del Financial Times.
El primer ministro británico Keir Starmer fue elegido recién en julio, pero su índice de aprobación ha caído 45 puntos sin una causa clara.
Otros líderes occidentales son igualmente despreciados: el francés Emmanuel Macron provocó las peores protestas en su país en medio siglo, Australia ha cambiado de primer ministro siete veces desde 2007 y ningún presidente estadounidense obtiene ya 400 votos en el colegio electoral.
¿La razón? “Década tras década de paz y opulencia ha tenido la consecuencia perversa de aumentar las expectativas”, escribió Janan Ganesh.
Pocas personas vivas en Occidente hoy tienen recuerdos claros de guerras existenciales o crisis financieras descontroladas, y por eso son más difíciles de complacer: “La única constante somos nosotros”.
Traducido de SEMAFOR