La misión Polaris Dawn es un retroceso a la época dorada de los buques de investigación científica.
La nave espacial, cuya tripulación realizó ayer una caminata espacial histórica, probará dispositivos comerciales para verificar la salud de los astronautas y cómo la exposición a las condiciones espaciales afecta el cuerpo, como la forma en que la microgravedad causa pérdida ósea y cálculos renales.
Sus esfuerzos reflejan los del siglo XIX, cuando varios buques de la Marina Real Británica se modificaron para convertirlos en laboratorios flotantes: el HMS Challenger, que descubrió el punto más profundo del océano, se considera “el comienzo de la oceanografía moderna”, dijo un historiador científico a JSTOR.
Al igual que Polaris Dawn y otras naves espaciales similares, Challenger marcó un cambio del barco como instrumento, que simplemente mapea nuevas regiones, al “barco como laboratorio“.
Traducido de SEMAFOR