Moscú se está quedando atrás en inteligencia artificial, lo que le costará militarmente, según argumentó un experto en defensa.
Rusia se sitúa por debajo de Luxemburgo e Irlanda en cuanto a capacidad de IA, escribió Arthur McFarlane en el Financial Times, frenada por las sanciones, pero también por la desconfianza del presidente Vladimir Putin hacia la tecnología (no posee un teléfono inteligente).
La IA es cada vez más vital para el hardware militar, especialmente con el crecimiento de las armas autónomas, lo que significa que aumentará la brecha de capacidad entre los ejércitos europeo y ruso.
Restringir aún más el acceso de Moscú a los chips podría disuadir futuras agresiones, argumentó McFarlane, y tener otra ventaja potencial: «Si se puede convencer al entorno de Putin de la magnitud de su error con la IA, el descontento podría crecer, quizás incluso hasta el punto de la desestabilización».
Traducido de SEMAFOR
