
China planea lanzar un programa de bonos verdes, en un momento en que ofertas similares en otros lugares están titubeando.
Los inversores compran dichos bonos a los gobiernos con la condición de que el dinero se utilice en proyectos respetuosos con el medio ambiente, como las energías renovables o la reducción de la contaminación.
La emisión mundial aumentó de 41 000 millones de dólares en 2014 a 700 000 millones de dólares el año pasado, pero el crecimiento puede estar desacelerándose.
Hasta el momento, en 2025 las compras han disminuido un tercio interanual fuera de China, en particular por parte de Estados Unidos, que se está retirando de la financiación climática bajo la presidencia de Donald Trump, según informó Bloomberg.
Las ventas son las más bajas desde 2015. El bono verde soberano de Pekín cotizará en Londres, aprovechando la aún fuerte demanda europea de productos medioambientales.
Traducido de SEMAFOR